

Les comparto lo que por mucho tiempo fue una de mis más grandes inseguridades, cuando empecé a hacer gimnasia noté que mi piel se rompía por llevarla más allá de su límite. Cuando dejé de competir esas marcas se empezaron a notar, y por mucho tiempo traté de ocultarlas, pero ya aprendí a amarme con mis cicatrices y todo. Para mí no son estrías, son recuerdos.